Hace ocho años, en el ascenso a Segunda A ante el Linares en el Estadio de Gran Canaria, una invasión de campo antes del pitido final del árbitro obligó a paralizar el encuentro y a decretar finalmente el ascenso de la Unión Deportiva Las Palmas en vestuarios. Una escena lamentable que se repitió este domingo con un resultado diametralmente opuesto: en esta ocasión el ascenso se escapó de las manos · Según El País, el Estadio de Gran Canaria podría ser clausurado varios partidos una vez redactado un informe policial que será «duro».

La desgracia del pasado domingo marcará un antes y un después en la historia de la Unión Deportiva Las Palmas como una de las páginas negras de la entidad. Sin embargo, no es un hecho aislado. Existía un precedente en el mismo recinto que estuvo a punto de arruinar en las mismas circunstancias el ascenso de Segunda División B a Segunda A. El 24 de junio de 2006 la Unión Deportiva consiguió su objetivo y la invasión resultó algo anecdótico, diluido por la celebración final. A pesar de veinte minutos de incertidumbre tras un amago de suspensión del encuentro se dio como vencedor al equipo amarillo. Estaba en Segunda. Y eso lo borró todo. No hubo lección.
Ocho años después la Unión Deportiva Las Palmas trataba de volver a ascender a Primera División. El partido de los pupilos de Josico había sido perfecto hasta el minuto 91. Los amarillos, intensos y coordinados, lograron adelantarse mediante un tanto de Apoño en el 47 y solo tenía que aguantar el resultado para festejar su ascenso.
Sobre el minuto 86, cuatro minutos antes de la finalización del encuentro según se había acordado en la Junta de Seguridad, los vigilantes de seguridad de la empresa Seguridad Integral Canaria, compañía contratada por la Unión Deportiva Las Palmas y propiedad del presidente Miguel Ángel Ramírez, abrieron las puertas del recinto, produciendo una entrada de decenas de jóvenes alcoholizados con ganas de sumarse a la fiesta. Entraron al campo y saltaron al terreno de juego desde las gradas. El encuentro se paralizó diez minutos por el colegiado murciano Sánchez Martínez, reanudándose posteriormente y dándose el gol del Córdoba en las postrimerías que significaría el ascenso de los blanquiverdes. El desenlace fue más cruel que el dado ocho años antes, prácticamente en las mismas circunstancias, en el mismo recinto y con la misma empresa de seguridad.
«Antes se había hecho así y nunca había ocurrido nada», comentó el presidente Miguel Ángel Ramírez en ‘El Larguero’ de la Cadena Ser este lunes. «En 2006 cuando ascendimos de Segunda División B a Segunda División A yo también puse el dispositivo de seguridad y no pasó nada», comentó el propio presidente en ‘El Chiringuito’ de laSexta preguntado al respecto.
La Ley del Deporte, clara
Desde el pasado lunes las distintas instituciones y autoridades han dado su versión de los hechos, buscando responsables. La Ley del Deporte señala como máximo responsable en materia de seguridad al organizador del evento, es decir, la Unión Deportiva Las Palmas, de todo lo que pase dentro del recinto deportivo. Ramírez ha llegado a admitir que el Club es responsable de lo ocurrido, aunque también indica que ha cumplido con lo aprobado por la Junta de Seguridad, consensuada y aprobada por el jefe de coordinación de seguridad de la Policía Nacional, Dionisio Vega.

Mientras que María del Carmen Hernández Bento, delegada del Gobierno, ponía en duda el número de vigilantes de seguridad y acusaba a la Unión Deportiva Las Palmas; Valentín Solano, jefe superior de Policía en Canarias también culpaba al club de lo sucedido. «La invasión se produce porque alguien abre las puertas del Estadio con el recinto lleno, no había sitio donde sentarse y fueron bajando hasta saltar al campo», dijo. La entidad de Pío XII se defiende argumentando que los 110 efectivos de la policía eran insuficientes.
La Fiscalía Provincial de Las Palmas ha abierto una investigación previa a una denuncia que será presentada ante el juez, y con la intención de depurar responsabilidades de lo sucedido. En el informe preliminar remitido a la prensa [léalo aquí] se llega a indicar que Miguel Ángel Ramírez pudo haber cometido un delito por incitar a la violencia contra las fuerzas del orden público.
La Policía también prepara un informe final que podría terminar con el Estadio de Gran Canaria clausurado por varios encuentros, según indica El País.