CONTRACRÓNICA | La realidad a estas alturas de pretemporada es que la Unión Deportiva Las Palmas no tiene gol. Ante el Tenerife, el equipo amarillo volvió a demostrar su carencia de pólvora en la parcela ofensiva y acabó el partido con otro rosco en su casillero. Ni Máyor, más combativo que rematador, ni Chrisantus, falto aún del ritmo competitivo, no fueron capaces de perforar la meta de Sergio Aragoneses.

A poco más de dos semanas para el inicio de la temporada, Las Palmas continúa teniendo uno de los problemas que ya acusó el pasado curso. La carencia de gol del representativo es preocupante y ya son dos los partidos consecutivos, ante un rival de la misma categoría, los que acumula el equipo sin ver puerta.
Sergio Lobera plantó en el terreno de juego una alineación en la que Máyor era el único delantero nato de los once futbolistas que iniciaron el partido. El diecisiete amarillo, que realizó un buen despliegue físico a lo largo del partido, no tuvo suerte de cara a portería. Un tímido disparo desde la frontal del área repelido por Aragoneses, fue el único remate del delantero durante el choque.
Chrisantus, por otro lado, saltó al terreno de juego en la segunda mitad y sólo contó con opciones de perforar la meta chicharrera en los últimos minutos de partidos. Lastrado a la banda izquierda en ocasiones puntuales, el nigeriano no se encontró cómodo en una demarcación en la que resulta extraño verle. No obstante, cuando finalmente se atrevió a disparar al arco rival en los minutos finales, el africano fue el único claro dentro de un ataque que a día de hoy pinta sombrío.
Con la incógnita del rendimiento goleador que pueda aportar el recién incorporado Spas Delev y la posible salida de Chrisantus, la realidad es que la Unión Deportiva Las Palmas sigue requiriendo de un killer capaz de asegurar un promedio de quince goles por temporada. De momento, el equipo continúa con la pólvora mojada.
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