Reconozco que llevo mal lo traspasos. No me gustan. Posiblemente por esas cosas fui incapaz de vender la Game Gear en 2008. Duele comprobar que jugadores jóvenes con proyección han tocado techo y deben marchar. Incomoda reconocer que son buenas ventas, que como está el patio el dinero recibido en la gran mayoría de los casos es el justo. Aún así plato de bueno gusto reconocer que Vitolo, se merecía dar el salto, que la Segunda se le quedaba pequeña, como a Colunga, Rondón, Cejudo, Viera y que para la UD todavía ésta sea su talla actual.
Nadie se llevó el sorpresón cuando oyó que el 7 no iba a empezar la temporada que viene. Ni se asombró con el traspaso de Jonathan el año pasado. Quizás eso sea bueno saber dónde está la manga y hasta dónde puede llegar el brazo. Quizás hemos asumido la realidad y ya admitimos que este es el peaje a pagar por la pésima gestión que pidió un adelanto por valor de una década. Quizás ahora estemos ahorrando para poder mantener los próximos Vitolo, Viera, Nauzet. Aún con todo… pica.
Se dice que al de fuera se le aprecia más que al de casa. Que se es más benevolente si los errores los comete alguien que llegó de Cádiz para arriba o del Hierro hacia el oeste. No lo creo. Pero lo que sí es seguro es que cuando un canterano se va, se te queda un amargor distinto. Ver a un isleño triunfar fuera te deja ese maldito comecome “y si…” que cruje por dentro. Una sensación de que nos han quitado vuelcos al corazón que tenían haberse quedado en el Gran Canaria y no en Mestalla, o en el Pizjuán, o en Riazor, Villamarín, Madrigal, Calderón y si me apuran hasta en el Eithad Stadium y próximamente en el Bernabéu.
Esos momentos debieron quedarse aquí. Mecidos por el alisio, bajo nuestro Sol, al amparo del atlántico. Merecían ser de color amarillo y formar parte de nuestra herencia, como así había sido hasta los ochenta. Esos instantes debieron ser festejados con orgullo por nuestra gente, protegidos para el disfrute venidero. Una lástima, faltó tan poco para que esos recuerdos con un 7 como protagonista fueran una realidad. Los tendrán otros, que están de Cádiz para arriba. Ojalá sepan para que eso ocurriese hubo historia de un club dejó de escribirse. Ahora somos estación de paso, pero cada vez queda menos para ser final de trayecto.
[box size=»large»]por Néstor Cebrián
@NestorCebrian
Más artículos de Néstor Cebrián
[/box]